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DEMOCRACIA PARTICIPATIVA COMO VALOR Y PRINCIPIO FUNDAMENTAL DEL ESTADO


Cuando hablamos de Democracia Participativa, nos referimos a una expresión bastante amplia de formas de participación, en donde los ciudadanos somos actores en la toma de decisiones de nuestros propios procesos de desarrollo.
En Colombia, desafortunadamente aún no tenemos el conocimiento suficiente para que los ciudadanos se den cuenta que no se trata solo de votar o elegir cada cuatro años diferentes gobernantes que lideren y encaminen a nuestro país; es también, elegir bien y seguir paso a paso el proceso de desarrollo de nuestro país, pero siendo protagonistas activos en la toma de decisiones que generen evolución en la democracia de nuestro país y  la construcción de una nueva sociedad.
Estos fueron los propósitos de los constituyentes y las razones para crear la Carta Política del 1991. Darle un significado diferente al Estado colombiano, un significado de participación.
En nuestro Estado colombiano, se ha atribuido la dirección del país solo a los grandes dirigentes  políticos, y  nos preocupamos muy poco por conocer y entender cuál es su forma de gobierno y qué tanto están defendiendo los intereses económicos y sociales de las minorías de nuestro país, sin darnos cuenta que nos estamos convirtiendo en un Estado narcodemocrático, gobernado por los que tienen el poder económico, donde se violan los derechos humanos, crece la corrupción, la desigualdad y la pobreza.
Desde la constitución de 1991, Colombia se ha convertido formalmente en uno de los países más democráticos del mundo; se entronó en la Carta del 91 la democracia participativa e inclusive se dio rango constitucional a organismos de participación, como lo es la Dirección de Planeación Nacional (GABRIEL BUSTAMANTE PEÑA), (ABRIL, 2011).
Si bien es cierto que en Colombia ha cambiado la democracia y se han aumentado los niveles de participación, aún existen colombianos que por su ignorancia y desinterés prefieren elegir al que más les ofrece sin conocer antes sus planes de gobierno y ver qué tanto les puede beneficiar o afectar esta forma de gobernar. Estas son unas de las cosas, en las que como sociedad, estamos fallando, convirtiéndonos solo en instrumentos de nuestros dirigentes políticos, sin darnos cuenta que ellos son las herramientas que la sociedad tiene, para que a partir de su conocimiento y nuestra participación activa proyectemos y desarrollemos una nueva y mejor sociedad.
Lo que implica un campo social en nuestro país es darnos cuenta que es la sociedad quien tiene el poder en sus manos para darle un giro total a la democracia en el país, promover el desarrollo de una economía humanista donde se puedan identificar las necesidades de cada una de las comunidades, ser partícipes  en la toma de decisiones, en la ejecución de ellas, el control de las mismas, hacer aportes y disfrutar y compartir los beneficios.
De esto se trata la democracia participativa y su objetivo principal es promover, proponer, educar y facilitar espacios de participación ciudadana, en donde se tome voz activa en las decisiones públicas que se deban tomar para el beneficio de todos, pero en especial de los más necesitados.
Como ser partícipes  de nuestra propia toma de decisiones, debemos empezar por entender que la participación debe salir de las leyes a las calles, los centros educativos, las juntas administradoras locales, y de acción comunal, los barrios, las comunas etc. (GABRIEL BUSTAMANTE PEÑA), (ABRIL, 2011).
            A partir de esto, empezar a generar espacios de educación, participación, elección y seguimiento a las propuestas o proyectos de las personas escogidas con absoluto criterio y con conocimiento de los ciudadanos, y se comenzaría a generar un cambio en la construcción de un nuevo estado con igualdad, respeto por los derechos humanos y respondiendo a la diversidad de necesidades de nuestras múltiples culturas y con inclusión participativa para absolutamente todos los colombianos.
Las principales razones para promover la participación activa en la sociedad, es que se aprovechan las capacidades y habilidades de todos o de muchos, se trabaja con ética y legitimidad y se mejora la calidad de vida de todos y para todos.
La libertad social y económica del país se consigue a partir de la construcción basada en el respeto, la ética, el criterio, la educación, la participación y la libre y responsable elección de nuestros dirigentes políticos. Además, la conciencia de que debemos tener conocimiento absoluto de las cosas que están ocurriendo en nuestro país y cómo podemos generar un cambio y así mismo un beneficio. 


http://www.semana.com/nacion/paso-democracia-participativa-colombia/155700-3.aspx
http://www.angelfire.com/tn/tiempos/mundo/texto47.html



YEIMY REYES 
COM. SOCIAL Y PERIODISMO
III SEMESTRE



Democracia Participativa
Permite que un grupo de diferentes personas que estén bajo un grupo social puedan compartir diferentes opiniones e intercambien información de una manera práctica y eficaz. Este dialogo propone una perspectiva muy interesante  cuando esas personas comprenden hasta que punto les afectan las cuestiones relacionadas con el desarrollo, conocen lo que piensan en otras comunidades y ven lo que éstas han conseguido. Un proceso participativo incluye la participación activa de las personas en la interacción, el diálogo, la participación y la toma por consenso de decisiones y acciones. La comunicación participativa es el fundamento de este proceso. 
Los resultados más importantes de la comunicación participativa son la presencia de la población local en la toma de decisiones, el diseño y ejecución del proyecto y su evaluación. Los pobladores deben salir adelante en el proceso con aptitudes recién adquiridas y un sentido de tener el control. La comunicación puede tener una importancia decisiva promoviendo el desarrollo humano en el nuevo clima de cambio social de nuestros días. A medida que el mundo avanza, la democracia participativa permite intercambiar diferentes conocimientos para el enriquecimiento de diferentes culturas aprendiendo a convivir bajo diferentes conceptos, para lograr ese cambio social en las comunidades se necesita aumentar su sensibilización, participación y capacidades de interacción efectiva y esto solo es posible si se logra que la comunicación sea de excelente calidad.

La práctica de la comunicación participativa significa incluir a la comunidad local en la identificación de un problema o una meta común de desarrollo, descubriendo sus múltiples dimensiones, determinando las soluciones potenciales o un conjunto de acciones y tomando una decisión sobre un conjunto concreto de acciones a experimentar o ejecutar cada sociedad es dependiente de alguna manera es decir necesita unas bases para saber el rumbo que deben seguir por eso son importantes la buenas decisiones porque permiten tener un futuro más claro para el beneficio de todos y un líder que permita guiar estos objetivos de una manera eficaz y correcta. La comunicación participativa también significa facilitar la interacción y la acción colaborativa con otras partes interesadas que deben formar parte del proceso pero requiere, antes que todo, cambios en la manera de pensar de los comunicadores, participación significa una repartición más equitativa de tanto el poder político, económico, social y cultural, lo cual a menudo lleva a reducir los privilegios de ciertos grupos. 

Una mejor comunicación con la población permite a ésta reconocer los problemas más importantes, encontrar un terreno de acción común es decir ese punto de partida que permita el desarrollo de esta población , crear un ambiente de identificación y participación para poner en práctica sus decisiones y de ahí la importancia de saber comunicarse con estas comunidades. Es necesario asumir la gestación de un modelo de dialogo apostando a construir dentro de la comunicación a un pueblo que a la vez es emisor y receptor, en tanto ejercicio democrático alternativo. Un cambio estructural significa redistribución del poder, en las áreas de la comunicación masiva, muchos expertos de la comunicación están de acuerdo que el cambio estructural debe ocurrir primero para poder establecer luego políticas de comunicación participativa.



Para compartir información, conocimientos, confianza, compromiso, y una actitud correcta en los proyectos de comunicación, la participación es muy importante en cualquier proceso de toma de decisión relacionado con el desarrollo. Sean MacBride, argumentaba que era necesaria una nueva actitud para superar el pensamiento estereotipado y para promover un mayor entendimiento de la diversidad y la pluralidad, respetando plenamente la dignidad y la igualdad de los pueblos viviendo en diferentes condiciones y actuando de diversas maneras, estos enfoques que hablan sobre los elementos de la comunicación participativa también argumentan que el punto de partida debe ser la comunidad. Los problemas de las condiciones de vida se discuten a nivel de la comunidad y esa este nivel que se decide sobre las interacciones con otras comunidades. La forma más desarrollada de participación es la auto-gestión. Este principio implica el derecho de participación en la planificación y la producción de los contenidos de los medios de comunicación, sin embargo, no todos desean o deben ser involucrados en su implementación práctica. 

Es más importante que la participación sea posible a nivel de la toma de decisiones en cuanto a los temas que serán tratados en los mensajes y en cuanto a la selección de procedimientos. Uno de los obstáculos fundamentales contra la decisión de adoptar la estrategia participativa consiste en que ésta significa una amenaza para las jerarquías existentes. Las jerarquías tienen como punto de partida imponer sus decisiones sobre los demás y si hablamos de comunicación participativa se evidencia que estas jerarquías pasarían a ser dictaduras que no respetarían la opinión y voto de los ciudadanos, se podría ver como un beneficio para aquellos que tengan una posición de poder o mando y no una igualdad o equidad para todas las personas oprimiendo cualquier pensamiento diferente al que tenga que someterse cualquiera que difiera de una serie de normas establecidas por las llamadas jerarquías, siempre es importante buscar nuevas alternativas que permitan llegar a acuerdos que puedan desarrollar una sociedad llena de conocimientos y valores éticos. 


CRISTIAN MARTINEZ
COM. SOCIAL Y PERIODISMO
III SEMESTRE

  
LA DEMOCRACIA PARTICIPATIVA COMO VALOR Y PRINCIPIO FUNDAMENTAL DEL ESTADO 
19:37  Lina M. Riaño  No comments 

Hoy en día los modelos de participación y democracia se han limitado al ejercicio del voto, al estar enterado de lo que sucede. A pesar de estar en medio de un sistema democrático, para muchos su papel se reduce a ser simples espectadores, a ser observadores de lo que sucede a su alrededor, mientras otros cuantos toman decisiones, determinaciones que a través de los años han escrito la historia de nuestro país. Es importante hacer una pausa y evaluar la eficacia de nuestro sistema participativo, responder preguntas como, ¿realmente existe participación por parte de las mayorías? O ¿Qué tanto provecho sacamos los ciudadanos a la democracia?
Muy probablemente la respuesta no sea del todo positiva, y no por culpa del “Estado” solamente, sino en parte por la falta de interés de la ciudadanía, por la poca disposición a escuchar, a participar y a intervenir. Es importante retroceder en el tiempo y echar un vistazo a la cultura participativa que en ocasiones no se ha brindado, o por el contrario no se ha aprovechado, errores por parte y parte han impedido que se desarrolle un verdadero modelo de Educación y Democracia participativa. El problema radica en que esta última no ha sido entregada a la ciudadanía y más que esto no se ha incursionado en su práctica, y esto significa la ignorancia de las personas respecto al tema. Sería ideal empezar por su promoción, informar a la ciudadanía sobre este derecho y sobre los mecanismos que existen para ejercerla. 
La implementación de la democracia participativa sugiere grandes cambios, no solo en la misma, sino a su vez en aspectos políticos, sociales y de desarrollo. Compromete en primera medida un ajuste en la ética colectiva, por parte del Estado y de quienes nos dirigen, dado que conlleva a la aparición de nuevos actores, y de nuevos intereses, en este caso la ciudadanía como tal, que durante mucho tiempo tuvo poca implicación en la toma de decisiones. Seguramente no es sencillo evitar frustraciones como el conflicto entre intereses, pero es el primer paso atribuir a la ciudadanía el derecho que le corresponde: La participación.
Una vez aplicada y expuesta por parte del Estado a la ciudadanía, esta empieza a generar gran impacto sobre nuestra identidad. Mayor equidad, igualdad, sentido social, han de manifestarse rápidamente y han de mejorar la calidad de vida de la ciudadanía en general, identificando las necesidades de la población y trabajando en búsqueda de prontas respuestas. El aporte del Estado juega un rol de gran importancia, pues es este el llamado a propiciar la participación y a generar un ambiente de confianza entre la ciudadanía, la aplicación de la democracia participativa requiere un verdadero compromiso por parte del Estado, no solo en las grandes ciudades sino a nivel de las poblaciones más aisladas.
Más que una opción es ideal que la Democracia participativa se incorpore como un verdadero principio de acción social. Es el establecimiento de una verdadera unidad entre Estado y ciudadanía, rompiendo las barreras que en las últimas décadas han crecido cada día más, a causa de problemas como la corrupción, la pobreza, y los intereses de las clases más altas.
Esto implica por un lado una ardua tarea de educación participativa y más que eso significa un proceso de adaptación y transformación social, teniendo en cuenta que durante años el ejercicio democrático ha sido realmente devaluado y la ciudadanía tal vez aun no reconozca la importancia y el beneficio de su participación. La ciudadanía debe cambiar la perspectiva de observadora, para convertirse en responsable de su propia realidad. Para que esto sea posible debe promulgarse la democracia participativa, y debe darse a conocer, no solo como teoría sino como práctica. “Una política democrática que permee por igual la conducta de los gobernantes y de los gobernados, y que permita y garantice un clima propicio para el desarrollo de la democracia participativa", Este es el objetivo, tal vez idealista que esperamos algun dia nos de cabida a todos realmente y ayude a disolver los vacios que impiden la unidad e igualdad en Colombia.


Bibliografía
Carlos Hincapie, La democracia Colombiana, Medellin, 1998, [Consulta: 4 septiembre 2011].

LINA RIAÑO 
COM. SOCIAL Y PERIODISMO 
III SEMESTRE


¿Si es nuestro derecho, por que nos quedamos callados?

¿Cómo debe establecer políticamente una sociedad moderna? ¿Cuál es la técnica capaz de ofrecer determinado beneficios a la pluralidad de intereses, concepciones, ideologías que se expresan en una sociedad compleja y diferenciada? ¿Cómo vivir en familia respetando la pluralidad política? ¿Pueden conjugarse estabilidad y cambio, paz social y competencia política?

Estos interrogantes han sido estudiados no solo por políticos sino también lo han hecho docentes, comunicadores y hasta los mismos ciudadanos comunes que están deseando y anhelando un espacio para la expresión, creación y enfrentamiento de la pluralidad.

Sin duda, es una conquista reciente, que nunca está de más examinar, aunque últimamente se pueda poner en duda el compromiso real que con la democracia tienen algunos actores políticos y sociales. En los discursos que emiten de las más distintas formaciones políticas se podrá encontrar, sin demasiada dificultad, una similitud: todos y cada uno de ellos hacen una profesión de fe democrática y dicen estar comprometidos con esa fórmula de organización política.

El ideal democrático últimamente se ha entablado en largas e importantes discusiones en torno a los aspectos procedimentales de la democracia. Debates y acuerdos en relación a la organización electoral, los derechos y obligaciones de los partidos, la calificación de las elecciones, etcétera, se han colocado, y con razón, en los primeros lugares de la agenda política del país. Se trata, sin duda, de una dimensión pertinente porque la democracia para existir requiere de normas, procedimientos e instituciones que la hagan posible.

Es raro pero se ha comunicado poco en Colombia sobre los valores que ofrecen sentido y panorama a la propia democracia. Es decir, sobre los presupuestos éticos y políticos que acceden creer como superior ante los demás gobiernos y organizaciones políticas ya que se supone que todos los sistemas políticos tienen una serie de valores implícitos que son los que permiten aventurar un juicio sobre su congruencia y aceptabilidad.
Más allá de los derechos humanos o cívicos básicos, los derechos políticos y sociales también pueden desplegarse de mejor manera bajo la democracia. Los derechos de organización, manifestación, reunión, participación política, así como aquellos que se refieren a la educación, al trabajo, vida cultural y a la salud, encuentran un medio más productivo en la democracia, porque la dependencia de los gobernantes con respecto a los gobernados y la institucionalidad política que pone en pie el sistema democrático, en todo momento tienden a evaluar el cumplimiento o no de los mencionados derechos. De hecho, la expansión progresiva de los derechos ciudadanos es uno de los hilos fuertes de la historia de los sistemas democráticos.
Hasta aquí se ha intentado presentar en forma ideal la afinación con la doctrina democrática. Esa unión hace visibles los valores en los que se asienta el ideal democrático y las bondades que en teoría se desprenden del mismo.
Pero entre el ideal democrático y la realidad democrática median enormes y profundas diferencias. La democracia no es ajena a estudios de múltiples tipos. Fenómenos tales como la indiferencia ciudadana, la irresponsabilidad política, la parálisis de las instituciones, la sobrecarga de expectativas, los intereses particulares que gravitan por encima de los de la mayoría, son fenómenos que se encuentran en la realidad de la democracia. Pero precisamente el ideal aquí escrito es el que permite calificar las desviaciones y copias de la realidad.

Este escrito ha querido señalar los valores y principios sobre la democracia ideal, la cual no puede confundirse con la realidad. La rigidez entre ideal y realidad es la que esencialmente notifica para no esperar milagros de la democracia.

BIBLIOGRAFIA

Pelicula "V de Veganza" (V for Vendetta)
Consentimiento sin consentimiento: La Uniformación de la opinion publica


YESSICA PINZON
COM.SOCIAL Y PERIODISMO 
III SEMESTRE


CEPLEC II - Comunicación Social y Periodismo II

LA DEMOCRACIA PARTICIPATIVA COMO VALOR Y PRINCIPIO FUNDAMENTAL
DEL ESTADO

Cada ser humano que entra en relación con otros de su especie, empieza a ser parte
de un determinado “grupo”, que en la medida que crecen y aumentan sus vivencias,
puede llegar a consolidarse en una verdadera COMUNIDAD. Dicha comunidad tiene
connotaciones muy importantes tales como el desarrollo, la implantación de valores, los
principios fundamentales para convivir… los cuales hacen que entre sus miembros se
establezca un “orden” y una forma de “relacionarse” cada vez mejor.

En este sentido, nace una manera de integrar y de dar a conocer lo mejor de cada
individuo: la democracia participativa, (porque hablar de poder local de las comunidades
es reconocer que la esencia de la democracia, es la participación activa de la gente en
la toma de decisiones, en todas las acciones que involucra la orientación colectiva).

Pero, antes de ahondar en este tema, es importante recordar el origen y concepción
del término “DEMOCRACIA”, ya que se trata de un concepto, en primer lugar, universal
y en segundo lugar, porque ha sido empleado y transformado de alguna manera a lo
largo de la historia, por consiguiente, veamos:

"Democracia", etimológicamente, significa soberanía del pueblo, gobierno del pueblo.
Clístenes (508 a. de C.), es considerado como el iniciador de la democracia griega,
aunque el término "democracia" se usara hasta más tarde con diferente significado. Fue
Heródoto quien comenzó a emplear la palabra "democracia" para designar una forma
de gobierno, en la que el poder residía en el pueblo, en todos los ciudadanos de la
comunidad y no en un determinado sector.

De ésta manera se concibe la esencia de la democracia participativa que está regulada
por la libertad y la igualdad, persigue la supresión de las desigualdades políticas,
sociales y económicas. El gobierno y las instituciones deben estar orientados hacia la
promoción -al máximo- del desarrollo integral del ser humano; a asegurar por todos
los medios posibles el respeto por los derechos fundamentales que le permitan una
participación plena en la sociedad.

Pero, tocando nuestra realidad podemos comprobar que a partir de la Independencia,

la democracia pasó a ser el sistema político dominante en América Latina y el Caribe,
no exento de grandes y graves problemas en su desarrollo. Siempre se ha visto en
muchos de nuestros países un movimiento cambiante y confuso entre democracia y
autoritarismos de diversos modos.

En los últimos años, la convivencia democrática se ha venido deteriorando, entre otros
factores, por la corrupción administrativa, por los distanciamientos de los liderazgos
partidistas con relación a los intereses de las bases y las reales necesidades de la
comunidad, por los vacíos programáticos de los diversos partidos políticos, por el
clientelismo político, por el populismo, por la poca participación de la ciudadanía... En
definitiva, son gobiernos elegidos por el pueblo, pero no orientados eficazmente al bien
común. (Cfr. Documento de Santo Domingo N° 192)

Un fenómeno nuevo, la globalización, ha estimulado la expansión de la democracia y la
promoción y defensa de los derechos humanos. La democracia es, a la vez, un sistema
de gobierno y una forma de vida, supuestamente. ¿Pero acaso la globalización no ha
sido causante de la pérdida de identidad de los pueblos e inclusive ha deteriorado el
verdadero desarrollo de los mismos?

Ahora, ¿En quién radica el deterioro y desorientación de la participación democrática?
Pues aquí cada quien lleva su parte: el poderío está puesto en unos pocos autócratas
que imprimen en el pueblo el carácter de “importantes”, para llevar el control de las
gentes. Pero, ¿Quiénes los tienes en dicho trono?, ¿acaso no es el mismo pueblo?, tal
vez por falsas motivaciones, por esperanzas frustradas; en últimas, por manipulación
de sus ideales. Es decir, que “la gente” por concepciones erradas de democracia ha
permitido que se le gobierne de acuerdo a un sólo interés de los “grandes”: El factor
económico.

La democracia es un derecho, pero, también es un deber; es una gran solución, pero,
tiene muchos problemas sin resolver; hace madurar a los ciudadanos, pero, también,
exige de ellos la máxima madurez posible.

Tal vez, la tarea más difícil, al desarrollar el concepto de democracia participativa, está
en comprender el concepto de poder; algunos piensan que un pueblo es poderoso
cuando supera a otros en tecnología, en crecimiento económico, en deportes.... Un
pueblo es realmente poderoso en la medida en que es dueño de sí, es él mismo, en su
humanidad y en un proyecto de vida propio.

Termino aquí con una frase de Ernesto Sábato en su libro testamento "Antes del
fin": "Sólo quienes sean capaces de encarnar la utopía, serán aptos para el combate
decisivo, el de recuperar cuanto de humanidad hayamos perdido".

BOBBIO, Norberto. El filósofo y la política (Antología). Fondo de Cultura Económica,
México, 1997.

CASTELLS, Manuel. La era de la información. Vol. 2 El poder de la identidad; Alianza
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CELAM, Doctrina Social de la Iglesia en América Latina, Bogotá, 1993.

COURIEL, Alberto. Globalización y democracia en América Latina, Revista de la
CEPAL, Octubre de 1998.

CUADRON, Alfonso y otros. Manual de Doctrina Social de la Iglesia, BAC, Madrid 1993.

FERRER, Aldo. América Latina y la globalización. Revista de la CEPAL, Octubre de
1998.

HOFFNER, Joseph. Manual de Doctrina Social Cristiana. Editora de Revistas, México,
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LIJPHART, Arend. Las democracias contemporáneas. Editorial Ariel, S.A. Barcelona,
1991.

ROZO, Eduardo. Evolución de las ideas políticas, Ediciones Jurídicas, Bogotá, 1996.

SABATO, Ernesto. Antes del fin. Seix Barral, Bogotá, 1999.

IV CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO. Documento
de Santo Domingo. República dominicana, 1992.





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